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PRECIOS DE MONTERIAS



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Jabalí


FICHA TÉCNICA
Orden: Artiodactilos S.O. Suiformes
Familia: Suidae
Género: Sus
Especie: Sus scofra
Subespecies presentes: Sus scofra castilianus (Thomas, 1912) y Sus scofra baeticus (Thomas, 1912)
Longitud del cuerpo: 120 cm.
Longitud de la cola: 22 cm.
Alzada a la cruz: 65 cm.
Peso: Los machos entre 70 y 90 kgs., las hembras entre 40 y 65 kgs. Ocasionalmente incluso 150 kgs.
Grado de amenaza: especie cinegética en España, por lo que no se encuentra en peligro, ni amenazada.
DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE
  En la península ibérica se localizan dos subespecies que se diferencian por el     pelaje:
  El Sus scofra castilianus, en el que el pelaje está integrado por cerdas y borra.
- El Sus scofra baeticus, que es el que se localiza en nuestra zona, en el que el pelaje es solo cerdas.

El jabalí es un mamífero de tamaño mediano provisto de una cabeza grande y alargada, en la que destacan unos ojos muy pequeños. El cuello es grueso y las patas son muy cortas, lo que acentúa aún más su rechoncho cuerpo, en el que es mayor la altura de los cuartos delanteros que los traseros, a diferencia del cerdo doméstico, que por evolución genética ha desarrollado más la parte posterior de su cuerpo, donde se localizan las piezas que alcanzan más valor en el mercado de las carnes.

Aunque de mala vista ésta está compensada con un importante desarrollo del olfato y del oído. El olfato es un sentido muy desarrollado, de modo que le permite detectar alimento o enemigos a más de 100 metros de distancia, localizar trufas y otros vegetales y animales bajo tierra. El oído está también muy desarrollado y puede captar sonidos imperceptibles para el oído humano.

Sus pelos son gruesos y negros midiendo entre 10 y 13 cm en la cruz y unos 16 cm en la punta de la cola. El color de la capa o pelo es muy variable y va ir desde colores grisáceos a negro oscuro, pasando por colores rojizos y marrones. Las patas y el contorno del hocico son más negras que el resto del cuerpo. La crin que recorre el lomo a partir de la frente, se eriza en caso de cólera. El cambio de pelo tiene lugar hacia mayo o junio, aunque la hembra con crías muda más tarde. En verano las cerdas son más cortas.

Las crías, que nacen con unas características rayas longitudinales a lo largo del cuerpo, lo que les ha dado el nombre de rayones, posteriormente desaparecen a lo largo de los primeros meses de vida y su pelaje se oscurece, pasando del rojo (bermejo) en los primeros meses, al marrón y negro en los ejemplares adultos.
Muy sociable, no es territorialista, y se desplaza en grupos matriarcales, normalmente de tres a cinco animales formados por hembras y sus crías, aun cuando nosotros hemos llegado a ver grupos superiores a los veinte individuos. La jabalina (hembra del jabalí) dominante es la de mayor edad y tamaño. Los jóvenes machos de un año, llamados bermejos, viven en la periferia del grupo. Exceptuando el período de celo, los machos en edad reproductora son más bien solitarios, aun cuando los individuos mayores suele ir acompañados por un macho más joven conocido como el escudero.

El jabalí durante el día es normalmente sedentario, pero durante la noche puede recorrer distancias considerables, que pueden ir desde los 2 a 14 Km. por noche, normalmente al paso cruzado o al trote ligero (J. Reichholf, 1995), mientras que en las huidas pueden practicar un vivo galope, que sin embargo solo pueden mantener durante un corto periodo de tiempo.

En el bosque, utiliza casi siempre los mismos pasajes para sus correrías, pero en el caso de las hembras preñadas o con crías, se vuelven más sedentarias.

Durante el período de celo, de noviembre a enero, el jabalí macho busca hembras receptivas de un modo tan activo que a veces llega a olvidarse de su propia alimentación. En cuanto encuentra una piara, comienza expulsando a los jóvenes del año anterior. En caso necesario, lucha contra sus rivales para conquistar a las jabalinas, generalmente dos o tres, pero en ocasiones hasta ocho.

Los baños de barro desempeñan un importante papel en la ecología de la especie, considerándose que tienen varias funciones. Así: aseguran su regulación térmica, en cuanto que el jabalí no suda al tener las glándulas sudoríparas atrofiadas. De igual modo se ha considerado que los baños de barro tienen un importante papel en las relaciones sociales de la especie e incluso se ha descrito un papel en la selección sexual, de modo que si mientras en el verano usan las bañas de barro todos los jabalíes, sin distinciones de sexo ni edad, durante la época de celo parecen reservadas casi exclusivamente a los machos adultos, de modo que se ha considerado (Pedro Fernández-Llario, 2004), que estos baños pueden estar ligados a la persistencia de los olores corporales sobre un sustrato estable como el que el que proporciona una capa de barro adherida al pelo, sin olvidar las funciones de marca territorialista o incluso sanitarias que tienen para la especie los baños en barro.

El jabalí se adapta a todo tipo de hábitats siempre que disponga de una mínima cobertura y alimento, aunque prefiere los lugares con una vegetación alta donde poder camuflarse y abunde el agua para beber y revolcarse en el lodo y barro. Sus hábitats predilectos son los encinares y los macizos forestales caducifolios o mixtos, sobre todo si están poco visitados y su nivel inferior es rico en maleza, zarzas y espinos donde pueda revolcarse en seco y al abrigo del viento. Pero también se le encuentra en el matorral mediterráneo (maquia) y marismas, sin desdeñar las áreas de cultivo, siempre que mantengan una mínima cobertura de arbolado o arbustos donde protegerse. En caso necesario, nada bien y durante mucho tiempo. Soporta fácilmente los rigores del invierno gracias a su pelaje y dura capa de piel lo que le permite permanecer en invierno en la zona de alta-media montaña sin mayores problemas que los derivados de la falta de alimentos.


DATOS DE LA ESPECIE

- Longevidad: Puede alcanzar los 20 años de edad en cautividad, pero lo normal es que en libertad sea de unos 10 ó 12 años como máximo.

- Celo: Noviembre y diciembre, periodo en el que los machos luchan entre sí, asentándose terribles dentelladas. El celo de las hembras tiene lugar una sola vez al año y dura unos 23 días.
- Gestación: La gestación suele durar tres meses, tres semanas y tres días. Poco antes del parto, generalmente sincronizado en las hembras de un mismo grupo, cada hembra gestante se aísla al abrigo de un árbol o de un matorral tupido y prepara una cama en forma de caldera, a veces tapizada de vegetales, llamada nido. Una joven jabalina da a luz a tres o cuatro jabatos. Mientras que una de mayor edad y tamaño suele tener, por término medio, seis crías frágiles casi imberbes.

- Época de parto: De febrero a mediados de abril.

- Parto: La hembra suele formar una gran cama con hierba y otros vegetales en los que da a luz. Aunque lo normal es un solo parto, excepcionalmente puede tener dos camadas, una en primavera y otra en otoño (J. Reichholf, 1995)

  
- Número de crías por camada. De 1 a 6, pero normalmente de 4 a 5 ejemplares.

- Duración de la lactancia: Las crías nacen con un peso que puede ir de unos 600 gramos a poco más de un kilogramo, con los ojos abiertos y ocho dientes (Castells y Mayo, 1993). Permaneciendo encamados durante la primera semana. A partir de la segunda semana ya siguen a la madre, alternando la leche con algún alimento sólido. La leche materna la consumen durante los primeros 3 meses.

- Madurez sexual. La hembra es sexualmente madura entre los 8 y los 20 meses, pudiendo pesar unos 35 Kgs.. La madurez sexual del macho se produce a los 10 meses, por término medio, en que ya adquiere la coloración de los adultos, momento en que el animal pesa de 25 a 30 Kgs..

- Alimentación. El jabalí es un omnívoro que se alimenta de todo cuanto encuentra. Puede comer hierbas, raíces, tubérculos, frutos y bellotas caídas, así como toda clase de vegetales, setas, trufas, lombrices, insectos, caracoles, reptiles, huevos, aves y roedores, sin desechar tampoco la carroña. La dieta puede variar mucho según la estación y las regiones.

- Hábitats. Se adapta a todo tipo de medios naturales, siempre que tengan una mínima cobertura y encuentre en ellos el agua, necesaria para su ecología. Se puede localizar desde el nivel del mar a la alta montaña. En la península ibérica alcanza su máxima densidad poblacional en el centro, Extremadura y sudoeste y norte de Andalucía.

- Huellas. Se marcan dos pezuñas principales de unos 5 cm. que se diferencian de las del ciervo por ser más afiladas y alargadas. Ocasionalmente, y como rasgo típico de la especie, aparecen marcadas, a unos 2 cm., unas pequeñas pezuñas secundarias, mucho menores y más abiertas que las principales.

- Excrementos: Negruzcos de 3 a 7 cm. de grosor, formados por una serie de glóbulos más o menos cohesionados de 5 – 10 cm. de longitud.

- Otros rastros: Muy característicos en la especie son los rastros dejados en árboles (rascaderos y afiladeros) y en el suelo (hozaderos, revolcaderos, bañas y camas). Todos ellos con unas marcadas funciones dentro de la etología del animal. Quizá sean los más desconocidos las marcas que efectúan los machos con los colmillos en los árboles, llamadas afiladeros, y que puede apreciarse en las siguientes imágenes. Se interpreta que no son afiladeros de los dientes, como se ha considerado popularmente, sino que se trata de marcas de aviso de los grandes machos, que intenta colocar lo más alto posible, para dejar constancia de su envergadura para o bien disuadir de su presencia en el territorio a otros machos competidores o atraer a las hembras.

- Dimorfismo sexual: El hocico de las hembras es más afilado y puntiagudo que en el macho. En las hembras no sobresalen los caninos, mientras que en el macho los caninos inferiores son curvados hacia atrás y de crecimiento continuo, se afilan al estar en contacto con los caninos superiores. A los dos años, los colmillos sobresalen de la boca del macho y a los cinco años, los colmillos se encorvan, pudiendo alcanzar los caninos inferiores, llamados navajas, los 20 cms. de longitud.


Detalle del hocico de una hembra adulta de unos 5 años de edad.



Detalle del hocico y de los dientes de un macho adulto de unos 3 años de edad.

Principales problemáticas: La inexistencia de depredadores naturales y el abandono de los poblamientos humanos de los montes, ha motivado que la especie haya proliferado en exceso, por lo que se hace necesario su control cinegético. Los daños en los cultivos y plantaciones, así como la incidencia en otras especie de fauna, que pueden verse seriamente amenazas en su supervivencia por la presencia de jabalíes, es otra de sus principales problemáticas. De hecho se ha constatado que donde abunda el jabalí disminuye la biodiversidad de modo preocupante, aun cuando puede representar un efecto beneficioso sobre el control de la población de roedores, insectos y lavas perjudiciales. La labor de enterramiento de semillas, así como la aireación de la tierra con sus hozadas, es otro aspecto beneficioso para la naturaleza de forma general.


LÉXICO DEL JABALÍ

Con la edad el jabalí va adquiriendo una serie de nombres muy característicos:

- - Jabato o rayón. Cría pequeña de corta edad en la que la capa tiene unas características rayas longitudinales. También puede llamarse cochastro al jabato pequeño o de leche, pero es palabra poco usual.

- - Bermejo. A los ejemplares jóvenes que, no siendo rayones, aún no han madurado y tampoco tiene el color de un adulto. Bermejo por su color rojo.

- - Escudero. Al macho joven que acompaña a un adulto.

- - Jabalina. La hembra adulta que ha sido ya madre.

- - Verraco. El macho adulto con ostensible capacidad reproductora.

                                                     Jabatos o rayones




Huella de jabalí sobre lodo, en la que se aprecia un gran desarrollo de las pezuñas secundarias (se trataba de un macho adulto de gran peso). Las pezuñas posteriores o secundarias no suelen estar alineadas con respecto a las anteriores, lo que permite diferenciar con seguridad a esta especie con respecto a otras especies de cuadrúpedos que también pueden dejar marcadas las pezuñas posteriores. No siempre aparecen marcadas las pezuñas posteriores, ni mantienen esta separación con respecto a las posteriores como puede apreciarse en la siguiente imagen.



Huella sobre arcilla encontrada junto a un terreno de cultivo en el que los jabalíes habían ocasionado importantes y ostensibles daños levantando el suelo en su característico hozado. Aunque las pezuñas posteriores están alineadas con respecto a las anteriores, la huella corresponde a un jabalí. Aunque podría confundirse con la del ciervo (Cervus elaphus) éste último deja una huella más redondeada, lo que permite diferenciar una y otra.

 




Huella sobre terreno arenoso con arcilla.


Detalle de la pezuña delantera

OTROS RASTROS:


Excrementos, poco después de ser depositados sobre hojas de sauce.

 

Prado hozado por jabalíes en la zona del Calar de Casa Heredia (2.100 metros), enero de 2004.



Baña o bañadero utilizado de forma habitual. Zona de Los Jarales, diciembre de 2003.



Detalle de un tronco de pino de la anterior imagen, donde se aprecia la corteza eliminada y la madera pulimentada por los continuos roces.


Rascadero con marcas de dientes de jabalí (popularmente llamadas afiladeros). Las coloca los machos, lo más elevado posible, para dejar constancia visual de su envergadura.


Detalle de las marcas producidas por los colmillos de un macho de jabalí en un pino.

Ciervo


FICHA TÉCNICA:
Orden: Artiodactilos
Familia: Cérvidos
Género: Cervus
Especie: Cervus elaphus
Subespecies: Cervus elaphus bolivari (el más común en la península ibérica) y Cervus elaphus hispanicus (Limitado a la zona baja del Guadalquivir)
Longitud: de 160 a 250 cm.
Peso: Machos entre 150 y 200 Kg. Hembras entre 75 y 125 Kg.


                                                                                     
                          DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE
El ciervo o venado es un animal esbelto, robusto, bien conformado y de porte majestuoso y altivo. Su corpulencia puede variar de modo considerable, siendo la hembra bastante más pequeña que el macho, del que difiere también por el color del manto. es muy tímido y miedoso, y no muy astuto ni inteligente. El ciervo que conocemos nosotros es una especie muy antigua, de modo que se estima que hace unos 400.000 años tanto el ciervo como su cornamenta comenzaron a configurarse con sus actuales características, aun cuando en los años posteriores evolucionó la forma de la cuerna hasta hacerse más compleja en la corona de puntas que caracteriza a los machos adultos. El ciervo es más activo durante el amanecer y atardecer, siendo su periodo de menos actividad el centro del día. Es una especie marcadamente errática, de forma que raramente pasa más de un día en un mismo lugar, sin molestarse nunca en preparar un encame. El macho suele vivir en solitario, mientras que las hembras, junto con los ejemplares más jóvenes, se organizan en rebaños que pueden ir desde 3 ó 4 ejemplares a más de 20, normalmente dirigidos por una hembra experimentada, que coordina el rebaño manteniendo una rígida jerarquía en la que participan tan solo las hembras más adultas. Este rebaño matriarcal posee un territorio de verano y otro de invierno y ambos son defendidos de la intrusión de otros grupos.

En su desplazamiento, los rebaños (Castells y Mayo, 1993) adoptan una ordenación lineal que en los grupos de hembras está encabezado por la hembra adulta dominante, seguida del resto, que se sitúan en función de la edad; mientras que en el período de celo el grupo está cerrado por el macho dominante, posiblemente con la función de mantener reunido el grupo.

Se han descrito (Ángel Cabrera, 1911) dos subespecies de ciervos en la península ibérica: el Cervus elaphus hispanicus, circunscrito casi exclusivamente a las Marismas del Guadalquivir y el C. e. bolivari, que ocupa el resto de la península ibérica. Ambas razas presentan la singularidad respecto del prototipo europeo de carecer de largas crines colgadas del cuello (J.L. Rodríguez, 1993).

Grado de amenaza: especie cinegética en España, por lo que no se encuentra en peligro.

                                 DATOS DE LA ESPECIE

 - Longevidad: Un máximo de 20 años, aun cuando la media en torno a los 10 años
- Berrea y celo: Septiembre-octubre (final del verano). En esta época, que se puede prolongar durante aproximadamente un mes, el macho se muestra en extremo egoísta: no piensa más que en su apetencia sexual, olvidándose incluso de comer, por lo que puede perder muchos kilos, entregándose a duros combates con otros machos contendientes, en defensa de su harén o territorio, tratando en algunos momentos a las hembras con violencia. A diferencia del macho la hembra de ciervo, durante todo el año, incluida la época de celo, tiene como principal ocupación conseguir alimento y solo reposa, normalmente pocas horas, en el corto período de tiempo que transcurre entre la ovulación y la cópula.

- Gestación: Unos 8 meses.

- Época de parto: De mayo a julio.

- Duración del parto: Muy rápido, apenas 10 minutos.

- Número de crías por camada: Una. Excepcionalmente dos, que tienen lugar con un intervalo mínimo de dos años, de modo que la hembra que cría un año no lo hace el siguiente. Se estima que el índice reproductor medio es del 0,44 cría/hembra.

- Duración de la lactancia: Exclusivamente leche materna durante unos 3 meses. A partir del 4º mes de vida continúa alternando la leche con alimento sólido. Durante el primer año de vida de la cría y parte del segundo, hasta que la madre no entran en un nuevo celo la cría acompaña a la madre, Posteriormente las hembras suelen mantenerse en el mismo territorio que la madre, mientras que los machos jóvenes se desplazan en busca de nuevos territorios, efectuando desplazamientos en torno a los 20 Kms.

- Madurez sexual: La hembra a los 2 ó 3 años. Los machos a los 3 aunque con difíciles posibilidades de copular.

- Alimentación: Fitófago puro. Como pasto prefiere gramíneas y hierbas, mientras que en el otoño busca las bellotas para acumular grasas para prepararse para el invierno. Esta dieta básica se complementa con otras, así en la Sierra de Baza, está muy marcada por el territorio, de modo que mientras que en la zona Nevado-Filábride se completa básicamente con leguminosas como el aznacho, en la zona Alpujárride se completa con romeros y labiadas

- Huellas: En sus huellas se marcan perfectamente dos pezuñas de unos 6-7 x 8 cms. en el macho y 4-5 x 6 cms. en la hembra. La huella del pie delantero es más abierta que la de la parte posterior. La huella de la hembra es más afilada que la del macho.

- Excrementos: Cilíndricos con un extremo redondeado o ligeramente cóncavo y el otro a menudo acabado en punta. Miden 20-25 x 13-18 mm. Son negros brillantes cuando están frescos y se vuelven más pardos al secarse.

- Dimorfismo sexual: Muy acentuado. La hembra carece de cuernos en todas las etapas de su vida, siendo el macho el único que tiene cornamenta. El tamaño de los cuernos no va a depender exclusivamente de la edad, de modo que la edad de un ciervo macho no va poder determinarse por su cornamenta (sí puede hacerse con rigor por los dientes), ya que el tamaño de los cuernos depende de otros factores como la herencia biológica, vigor del ejemplar, estado de salud y alimentación del animal. No obstante y con carácter genérico se estima que el tamaño de la cuerna y número de puntas va aumentando con los años, hasta llegar a un óptimo en torno a los 11-12 años, aunque variable según las poblaciones, que comienza a disminuir en tamaño y calidad. La primera cuerna de un animal macho de un año suele consistir en las típicas varas, es decir, no tiene ramificaciones, de aquí toma el nombre de vareto, siendo su longitud en torno a los 60 cms, aun cuando se han citado casos excepcionales de ramificaciones en ejemplares de solo un año con hasta ocho puntas, que es la cuerna típica del segundo año, siendo típicas de los ejemplares entre 3 y 4 años las cuernas con doce puntas, alcanzando su máximo desarrollo en la madurez de su vida, que se estima es entre los 7 y 9 años aproximadamente.


Detalle de la cabeza de una hembra adulta, en la que se aprecia la total ausencia de cuernos
Detalle de la cabeza de un macho tras los primeras días del desmogue, apreciándose como los cuernos comienzan a nacer. En esta fase de la vida del animal puede confundirse, a lo lejos, con una hembra, al dar la apariencia de carecer de cuernos.
- Cornamenta del macho: En torno a la cuerna del ciervo hay toda una cultura de conocimientos y datos. Posiblemente sea la parte de un animal más estudiada del planeta. Con una reglamentación muy rigurosa de esta pieza como trofeo y todo un léxico en torno a la misma. Cada una de las partes de la cuerna reciben las denominaciones que pasan a describirse en la siguiente imagen:

DENOMINACIONES QUE RECIBE LAS DIFERENTES PARTES DEL CUERNO




Además y en función de tamaño y características de la cuerna, recibe ésta los siguientes nombres:

 - Vareto: Dos astas rectas verticales con una sola punta.
 - Horquillón: Cuando presenta dos puntas por cuerna.

Otras palabras relacionados con la cuerna son:

- Escoda: Cuando salen los cuernos aparecen cubiertos de una capa muy débil y delicada conocida como terciopelo, que los ciervos eliminan restregándose en los árboles y arbustos, a lo que se denomina escoda.

- Escodadero: El lugar de escoda.

- Desmogue: La caída natural de la cuerna del macho se produce todos los años a final de invierno o principios de primavera.

El tamaño de la cuerna de los ciervos refleja su fertilidad

Un reciente estudio de la cuerna de los ciervos efectuado por un equipo de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC, 2005) ha permitido realizar dos hallazgos sorprendentes. En primer lugar, han descubierto que el tamaño y la complejidad de la cornamenta de los ciervos guardan una relación directamente proporcional con su fertilidad. Al mismo tiempo, han conseguido determinar por vez primera qué factores determinan la fertilidad en los machos de ciervo: el número de espermatozoides producidos y la velocidad a la que éstos nadan, indicadores probablemente extrapolables a otras especies de machos de mamíferos, incluidos los humanos.

Los dos hallazgos se enmarcan en un proyecto de investigación sobre reproducción en poblaciones de ciervo ibérico dirigido por los investigadores del CSIC Montserrat Gomendio y Eduardo Roldán, ambos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), en Madrid, y Julián Garde, del Instituto de Investigaciones en Recursos Cinegéticos (centro mixto del CSIC, Universidad de Castilla La Mancha y Junta de Comunidades de Castilla La Mancha), en Ciudad Real. Las conclusiones de su trabajo acaban de protagonizar sendos artículos en Biology of Reproduction y Proceedings of the Royal Society of London (Biological Sciences).

Hasta ahora sólo se estimaba el tamaño de la cuerna de los machos de ciervo como un arma, por la ventaja que puede representar a la hora de pelear con un rival de su misma especie por defender un harén de hembras. Pero los investigadores del CSIC han probado que tiene además una función de señalización para las hembras, a las que ofrece información de importancia sobre la fertilidad del macho.

En concreto, los investigadores han comprobado que cuanto más grande y más compleja es la cornamenta, es decir, cuantas más ramificaciones y más puntas tiene, mayor es su fertilidad. El tamaño y la complejidad de la cuerna refleja precisamente aquellas características que determinan la fertilidad de los machos, es decir, el número de espermatozoides y la velocidad a la que estos nadan. A partir de este dato constatado, los científicos del CSIC proponen que esta información sobre la fertilidad de los machos podría ser percibida de algún modo por las hembras, y utilizada además para elegir con qué macho aparearse, desmarcándose así de la hipótesis tradicional de que sólo los ejemplares que vencen en las peleas logran el apareamiento con las hembras.

                                                         HUELLA


             En sus huellas se marcan perfectamente dos pezuñas de unos 6-7 x 8 cms.
        en el macho y 4-5 x 6 cms. en la hembra. La huella del pie delantero (arriba)
              es más abierta que la de la parte posterior. La huella de la hembra
                             (en la imagen) es más afilada que la del macho.

OTROS RASTROS


Daños ocasionados en los árboles al rozar la cuerna



Típicos daños ocasionados por el ciervo en un almendro al desgajar las
ramas para comerse el fruto. Este tipo de daño es habitual al final del
verano, cuando la almendra ha alcanzado la maduración y escasea
 el alimento por agostamiento de los prados naturales y hierbas.


Excrementos de un macho. Son mas grandes y alargados que los de la hembra.


Excrementos de una hembra sobre un enebro rastrero, lo que permite
 tener una idea de su tamaño. Son mas pequeños y redoendados que los del macho.